miércoles, 28 de abril de 2010

Tú y tus ideas

El autor con su guante de rascarse las pelotas

Estimados amantes de la Patafísica:
La Administración de Un beso de buenas noches de mil demonios se complace en comunicar que su máximo responsable y principal ideólogo se encuentra en medio de un tormentoso proceso creativo cuyos resultados se prevén gozosamente catastróficos. El arriba mencionado asegura que ya informará de todo a su debido tiempo y que espera estar de vuelta con todos ustedes a la mayor brevedad posible. En otro orden de cosas, parece que está mejor del ácido úrico y se mantiene sobrio la mayor parte del tiempo.
Para que la espera no se haga tan larga, éste su blog amigo tiene el orgullo de presentarles el siguiente vídeo del sinpar Chiquetete.

lunes, 12 de abril de 2010

"Hombre cascándose unas pajas con las dos manos", de Rembrandt

Bueno, en realidad, Zittend mannelijk naakt (1646), uséase, Un notas sentado en pelota picá, pero hombre, no me digáis:

Pínchese para agrandar... la imagen

A continuación, el Departamento de Trabajitos y Estudios Finos de Un beso de buenas noches de mil demonios tiene el dudoso gusto de ofrecerles un extracto del libro La Masturbación en la Pintura de la Edad de Oro Holandesa (Ed. Bitch & Sons), del afamado crítico de arte Inutilio Vivo della Storia.

Hombre cascándose unas pajas con las dos manos ha sido objeto de polémicas realmente acaloradas1 en las esferas del Arte. Un vistazo somero a este excelente grabado suscita una pregunta fundamental: ¿Qué momento de la libre expresión onanista del individuo trata de representar? Los primeros estudiosos de la obra de Rembrandt sostienen que sin duda el modelo se encontraba justo en mitad de la faena cuando fue inmortalizado, ofreciendo como prueba irrefutable la posición de las piernas: la derecha delante de la izquierda, en un intento de mantener el equilibrio y evitar caerse del taburete en el epifánico momento del clímax. Por otra parte, los segundos estudiosos de la obra del Maestro opinan que tal afirmación era una soberana gilipollez, ya que se conocían pocos casos de holandeses que hubieran sufrido un vahído después de hacerse una manola, y que Rembrandt tenía la prudencia de ofrecer a sus modelos un bocadillo de atún o una pieza de fruta con la intención de evitar una posible bajada de tensión arterial después del orgasmo. Estos segundos estudiosos consideran que la obra representa el momento previo al solitario abrillantado, sugiriendo que el espacio fuera de campo al que se dirige la mirada del modelo estaba probablemente ocupado por el célebre e irremediablemente perdido grabado de Rembrandt Mujer desnuda con un pepino en… con un pepino ¡Ejem!, según las crónicas de la época, una de las obras más inspiradoras del Maestro. Por otra parte, los defensores de la corriente premanolista añaden que una detenida observación de la obra demuestra una alarmante escasez de presencia genital en la obra. Como no podía ser de otra manera, este razonamiento sorprendió a los críticos que habían confundido el dedo pulgar de la mano derecha con el prepucio. Pero nos consta la existencia de una tercera corriente de opinión, de reciente creación, conocida como postmanolista, o postgallardista, que defiende la teoría de que la obra pretende retratar justo el instante posterior al desperdicio, argumentando la mal disimulada toallita perfumada que cubre el bajo vientre del modelo y su expresión de “Ay, qué a gustito me he quedao”.

1En su libro sobre la naturaleza agresiva de la especie humana Hostias como panes, el sociólogo Teodoro W. Mesita de Noche afirma “Las polémicas siempre resultan acaloradas porque a nadie se le ocurre encender un ventilador en medio de una discusión. ‘Anda, Darwin, que después de que abramos la ventana para que corra el aire, se te va a caer el pelo, buena pieza’. Pues no, oiga. Menuda soplapollez”.