martes, 5 de agosto de 2008

Este post no tiene ni nombre, oiga

(Con motivo de fortalecer mi propósito de enmienda y regular el nivel de escatología y lenguaje malsonante en mi blog, la administración de Un beso de buenas noches de mil demonios ha tenido a bien contratar como asesor a mi viejo amigo el Presidente del PPDS [Plataforma para la Promoción de la Diversión Sana], asociación que a partir de ahora actuará como órgano censor de esta página).


Aquí mis lectores, aquí unos nabos

-Ejem, ejem. Probando, probando, uno, dos, uno, dos. Bailamoooooos, ninonino forilongui, bailamooooos. Disculpe, caballero, creo que esto no se oye.
-Claro que no, hombre. Cómo se va a oír, si le está hablando a un pepino.
-Qué más da. Para lo que tengo que decir... Por cierto, caballero...
-¿Sí, buen hombre?
-¿Se puede decir "nabo" en este horario?
-Sí, hombre; por qué no iba decirlo usted... ¿Acaso es ése el tema de su conferencia?
-Bueno, no exactamente. Digamos que el vocablo se nombra en varias ocasiones...
-Qué bien. Me encantan los nabos, ¿sabe? He comido muchos a lo largo de mi vida.
-¿Ha comido muchos nabos?
-Más que comerlos, los devoro. Pocos placeres he encontrado comparables al de comerse un buen nabo.


-Así que podría decirse que estoy delante de un experimentado comenabos.
-Como no ha visto otro.
-Ya... Entonces no hay inconveniente en que utilice repetidamente el término durante mi discurso, ¿no?
-No veo cuál puede ser el problema.
-Bueno... como se trata de una palabra, digamos, de significado ambiguo, o, si lo prefiere, ambivalente...
-Mmm... Cuando dice nabo, ¿se refiere a su acepción de "planta anual de la familia de las Crucíferas, de cinco a seis decímetros de altura, con hojas glaucas, rugosas, lampiñas, grandes, partidas en tres lóbulos oblongos las radicales, y enteras, lanceoladas y algo envainadoras las superiores; flores en espiga terminal, pequeñas y amarillas, fruto seco en vainillas cilíndricas con 15 ó 20 semillas, y raíz carnosa, comestible, ahusada, blanca o amarillenta"?
-Eh, no. Me refiero a su acepción de "cipote".
-Ajá. Que su "nabo" no es igual que mi "nabo", vamos.
-No es que tenga muchas similitudes, no. Excepto, quizá, en lo de carnosa y comestible... si a usted le va ese tema, claro... Pero en lo de los sies decímetros de altura ni le digo...
-Bueno, me parece que no es un término demasiado adecuado para...
-¿Y "pene"? ¿Puedo decir "pene"?
-¿Se refiere a penne en su acepción de "tipo de pasta italiana de estructura cilíndrica muy adecuado para acompañar carnes con salsa"?
-Eeeh, no. Me refiero a su acepción de "cipote".
-Esto, ¿no sería mejor que me dejara revisar su texto, que para eso me ha contratado?
-Sí, como no. Échele un vistazo.
-Mmm, ¿podría explicarme a grandes rasgos de qué va el discurso?
-Sobre un tema en el que soy un reconocido experto.
-¿Y ese tema es...?
-La macroeconomía, evidentemente.
-Ajá. ¿Y por qué lo ha titulado "Se armó el cipote"?
-¿No le parece adecuado?
-¿Para hablar de macroeconomía, dice usted? No.
-¿Le parece mejor "El Gran Cipotazo"? Es como más directo...
-No, no. Tampoco me convence...
-¿Qué tal en inglés? "A Really Big Cipote Incident"...
-No, oiga, ¿es que tiene que utilizar forzosamente el término "cipote"?
-Bueno, como a usted no le gusta "nabo"...
-Ya, pero... ¿A qué público va dirigida su conferencia?
-A mis colegas, naturalmente.
-¿A sus colegas del barrio?
-Qué dice, hombre de Dios; a mis colegas economistas. ¡Ja! Mis colegas del barrio no entienden un cipote de macroeconomía. Bueno, mi amigo el Palanca tiene ligeras nociones sobre el Producto Nacional Bruto, pero...
-Bueno, es que no sé si es el tipo de lenguaje adecuado para sus colegas economistas...
-¿Esos? Bah, si les da igual. Están todos borrachos antes de entrar en la sala.
-Ya, pero empezar el discurso con la frase "Hay que joderse, señores"...
-No se me ocurría otra entradilla.
-¿Y qué tiene de malo "Buenas tardes, damas y caballeros"?
-Tiene poca garra...
-Y en el primer párrafo dice tres veces la interjección "joder" y dos veces "coño".
-¿Sí?
-En un párrafo de dos líneas.
-¿Y?
-Acaba o empieza cada oración con un "joder" o un "coño".
-Ya veo. La estructura es un tanto repetitiva, ¿no? Debería colocar un "joder" en medio de alguna subordinada...
-Y el segundo párrafo empieza con un "La hostia puta" que no viene a cuento.
-Sí, bueno, es que el segundo párrafo me había quedado muy soso y añadí un "La hostia puta" durante la reescritura.
-Respecto al segundo epígrafe...
-¿Hum?
-Se titula "Me voy a cagar en todo lo que se menea".
-Sí, bueno, trata sobre la inflación, ¿sabe usted?
-A la que se refiere como "una inflación de cojones".
-Es un doble sentido del que estoy particularmente orgulloso.
-Sí, muy sutil. Por no hablar de lo de dirigirse repetidamente a sus oyentes como "bastardos nauseabundos".
-¿Me salto acaso las normas de protocolo?
-Hombre, saltárselas, lo que se dice saltárselas... Más bien les vuela las tripas con un mortero. ¿Y no cabe la posibilidad de que sus colegas se sientan ofendidos si se despide de ellos con un "A tomar por culo, cabrones"?
-Sé que es una fórmula arriesgada, pero esta vez esperaba cosechar algunos aplausos.
-¿Pretende que le aplaudan después de mandarlos a tomar... por ahí?
-Sí, bueno, comparado con mi despedida de hace dos años, esto les parecerá pecata minuta.
-¿Cómo se despidió hace dos años?
-Les volqué encima un cubo lleno de mierda.
-¿Q-qué? ¿Por qué hizo eso?
-Bueno, en aquel momento me pareció buena idea...
-¿Perdón?
-Se podrá imaginar que aquello frustró mis aspiraciones de ingresar en la Cátedra...
-Bueno, bueno; mejor volvamos al principio. A ver, para empezar, debería ir olvidándose de la palabra "cipote".
-¿Incluso si es el nombre de alguien?
-¿Qué? No hay nadie que se llame Cipote.
-¿Cómo que no? ¿Qué me dice de Harold C. Cipote?
-¿Qué significa la C.?
-Cipote. Su nombre completo es Harold Cipote Cipote.
-¿Me está hablando en serio?
-Sí, hombre, Harold C. Cipote, de los Cipote de toda la vida.
-Creo que no tengo el placer de conocerlo.
-Quizá se deba a que aún no ha nacido.
-Es una posibilidad. Oiga, ¿no cree que esto debería terminar alguna vez?
Próximamente: ¡No os perdáis las peripecias de la familia Cipote y sus vecinos los Mierda en una nueva experiencia bloguera de entradas interconectadas que en Un beso de buenas noches de mil demonios hemos denominado... eh... Hipercipote!
-Pero, oiga, ¿es que usted no sabe escribir otra cosa?
-Cómo no, muy señor mío; permítame que le lea unos versos que he improvisado esta mañana mientras estaba cagando:
Cómo quieres que no note
que me estás chupando el...
-¡Muy bien, esto lo colma! ¡Dimito!
-Lamento profundamente que esta experiencia conjunta no haya sido tan satisfactoria como hubiéramos deseado, caballero. ¿Me deja al menos ofrecerle uno de mis justamente célebres bocadillos?
-Pues hombre, ahora que lo dice, no me gustaría marcharme con el estómago vacío. Hum, realmente jugoso este emparedado. ¿Qué lleva?
-Lo normal. Mantequilla, queso, jamón de York...
-No, no; tiene como un regustillo que no logro discriminar...
-¿Un regustillo? Ah, debe referirse al semen de orangután...