jueves, 1 de septiembre de 2016

Esto lo abro yo con la punta del cipote. 1ª parte: El Efecto Palomino




 Los Palominos tienen la piel dorada y la crin y la cola de color blanco o crema suave. Este ejemplar en concreto responde al nombre de Carolina.
Estimados carapapas:

Antes de nada, me gustaría pedir disculpas a todos mis seguidores por haberme mantenido más de un año fuera del radar, pero creo poder ofreceros una coartada válida para excusar una ausencia que, en otro caso, y con toda la razón del mundo, podría tildarse de intolerable: he estado en el futuro. Pero no en cualquier futuro, no en un futurillo de mierda de dentro de veinte años, no; he viajado al año 2115. Un siglo entero del tirón, ahí, con dos cojones. Desafortunadamente, como seguro podéis entender, no puedo contar mucho acerca de lo vivido allí.

-¡Aguafiestas! ¡Calientapollas! ¡Mamón!–espetó uno de mis más fervientes admiradores, que solía ser mucho más respetuoso cuando no estaba inyectándose heroína bajo los párpados.

Comprendo vuestra frustración, pero tenéis que tener en cuenta que cualquier conocimiento contrastado acerca de las épocas venideras en este nuestro presente podría alterar la línea temporal de manera monstruosa, dando lugar a un tiempo futuro alternativo de configuración insospechada.

-Disculpe, maestro, pero un concepto tan intrincado como el expuesto me sume en la más absoluta de las perplejidades –dijo uno que llevaba un cuarto de hora intentando abrir sin éxito una lata de Fanta.

Os pondré un ejemplo: Imaginad que hoy os digo que dentro de diez años, pongamos por caso, el problema de la empecinada perdurabilidad de los palominos en los calzoncillos será cosa del pasado.

-Huy, ojalá –dijo uno con expresión evocadora.

¿Qué ocurriría si os confesara tal cosa? Probablemente, que dejaríais de frotar los calzoncillos con Jabón Lagarto con el ahínco acostumbrado (Murmullos de aprobación). Total, como dentro de diez años estará resuelto el problema… Ahora imaginad que conocéis a la mujer de vuestros sueños en cualquier esquina o en la taberna del muelle, y al ir a la cama de la habitación de ese hostalucho de mala muerte infestado de chinches al que lleváis a vuestras escasas conquistas, ella descubre que tenéis los calzoncillos sucios. Es bastante factible que ella rechace en ese momento vuestros requerimientos amatorios al descubrir la cruda realidad de vuestros lamentables hábitos higiénicos. Resultado: no mojaréis el churro, no os casaréis con ella y en el futuro el índice de natalidad descenderá de manera drástica; y todo eso porque sois unos puercos. Aunque también cabe la posibilidad de que, o bien ella esté muy borracha y no se dé cuenta de sucios que tenéis los calzoncillos (o sencillamente le dé una importancia relativa al hecho), o bien que sea una fetichista de los palominos, también llamados palominófilos. En cualquier caso, las consecuencias de cara al futuro serían asimismo desastrosas: Si bien no descenderá el número de nacimientos, es cierto que el mundo estará lleno de vástagos procedentes de familias desestructuradas. Todo este rollo que os he soltado es lo que un grupo de investigadores del Departamento de Ciencias de la Incertidumbre de la Universidad de Wisconsin ha denominado El Efecto Palomino (The Shit Stain Effect).

(Continuará)