domingo, 5 de septiembre de 2010

Abraham, Patriarca del Pueblo de Israel en: Un sacrificio realmente duro.

Observen la cara de "¡¡Pero, coño!!" que ponía Abraham cada vez que Dios se le aparecía sin previo aviso.

INT. CHOZA DE ABRAHAM. NOCHE.
Una austera choza israelí del siglo y pico antes de Cristo, por lo menos, con la usual escasez de comodidades de la típica choza israelí del siglo y pico antes de Cristo: una lavadora marca Phillips con pocos programas de lavado… yo qué sé. ABRAHAM duerme a pierna suelta en su mullida cama. Ha olvidado apagar la vela de la mesita de noche antes de quedarse roque. De repente, un cegador fogonazo de luz alumbra la estancia, acompañado de una estentórea voz que reverbera en las paredes de la habitación. Se trata de Yahvé, Creador de Todas las Cosas Incluidas las de Dudosa Utilidad; un anciano con túnica, barba y melenas blancas y sandalias de esparto.

YAHVÉ: ¡¡ABRAHAM!!
ABRAHAM (incorporándose con el corazón en un puño): ¡¡Pero, coño!!
YAHVÉ: Abraham, soy Dios.
ABRAHAM (se sienta al borde de la cama): Sí, ya; no tengo muchos conocidos que se materialicen en mi casa en medio de una luz cegadora. Porque eres tú, que si llega a ser el que vende tomates, lo cojo y lo mato.
YAHVÉ: Haz el favor de mostrarte más respetuoso en presencia de tu Creador.
ABRAHAM: Es que me pegas unos sustos de muerte, joder (se pone la mano en el pecho). Creo que hasta me ha dado un poco de taquicardia, tú.
YAHVÉ: Ya deberías estar acostumbrado.
ABRAHAM: Eso precisamente te quería comentar. Mira, aprecio mucho tus visitas, pero digo yo que podrías aparecerte en otro momento, que mira que el día es largo (coge de la mesita de noche su reloj Casio. Ya os he dicho que de esto hace un taco de años). Las cuatro de la mañana. Tengo que levantarme dentro de media hora. Ya sabes lo madrugadores que somos los israelíes. Como si no tuviéramos nada mejor que hacer a las cuatro y media de la mañana, la madre que nos parió.
YAHVÉ: Yo ayudo a los que madrugan.
ABRAHAM: Sí, ya. Qué casualidad que no te me apareciste el lunes, cuando me puse a pintar el establo.
YAHVÉ (carraspea): ¿El lunes? Huy, no sabes lo liado que estaba yo el lunes.
ABRAHAM: Pues anda que no me habría venido bien que alguien me sujetara la escalera. Me caí dos veces cuando fui a darle una mano al techo. Estoy deslomado.
YAHVÉ: Abraham, ¿tú me amas?
ABRAHAM: Coño, que tío más pesado. ¿Sabes? Para haber creado el Universo y Toda la Marimorena, eres de lo más inseguro.
YAHVÉ: ¿Me amas o no?
ABRAHAM: ¿Cómo puedes dudarlo? ¿Te acuerdas de que la semana pasada me pediste que sacrificara a mi hijo Isaac en tu honor?
YAHVÉ: Ah, sí. Qué risa cuando sustituí a tu hijo por un carnero cuando estabas a punto de degollarlo, ¿eh?
ABRAHAM (malhumorado): Sí, un descojone.
YAHVÉ: No te sentó muy bien.
ABRAHAM: Hombre, imagínate. Reconozco que a veces me dan ganas de estrangular con mis propias manos al niñato ese, que no da un palo el agua, el muy cabrón, pero… bueno, es el producto de mis gónadas, cojones, aunque sea un inútil y un vago de mierda. Claro, como tú no tienes hijos…
YAHVÉ: Yo tengo millones de hijos.
ABRAHAM: ¿Ah, sí? No lo sabía. En ese caso, ¿podría recomendarme un buen profesor particular? Porque digo yo que, si tienes tantos hijos, a alguno le habrán quedado las matemáticas para septiembre.
YAHVÉ: Soy el Padre de toda la Humanidad, zopenco.
ABRAHAM: Pues más a mi favor. ¿Y te comen bien las verduras? Porque lo que es mi Isaac sólo quiere macarrones.
YAHVÉ (suspira): Hablando de tu hijo… ¿Cómo se encuentra?
ABRAHAM: ¿Después de que estuve a punto de asesinarlo la semana pasada, dices? Pues imagínate. Más suave que un guante. Le entran sudores fríos cada vez que me ve trinchar la carne.
YAHVÉ: Ya veo. ¿Tú dirías que la experiencia le ha traumatizado?
ABRAHAM: Hombre, traumatizado no sé si se ha quedado. Se ha vuelto tartamudo de repente, si eso sirve de indicativo.
YAHVÉ: Se le pasará.
ABRAHAM: ¿Y lo de despertar en medio de la noche entre alaridos terror y empapado en orina, también se le pasará? Es que no veas las noches que me está dando. Lo he tenido que mandar a dormir al pajar.
YAHVÉ: Bueno, bueno; ya iré yo a hablar luego con él. Soy muy buen psicólogo.
ABRAHAM: ¿Eso qué es?
YAHVÉ: Una profesión que me acabo de inventar. Tú no lo entenderías; está en latín.
ABRAHAM: Ya… Y digo yo, ¿qué se te ofrece? Es que, verás, se está haciendo tarde y me queda mucho por esquilar, ¿sabes?
YAHVÉ: Ah, sí. El motivo que me ha traído hasta aquí. Ejem. Abraham, tienes que ofrecerme otro sacrificio.
ABRAHAM: ¿Ahora mismo? ¿Pero tú te crees que las ovejas se ordeñan solas, o qué?
YAHVÉ: ¿Me amas, Abraham?
ABRAHAM (suspira, hastiado): Que sí, que sí, cojones. ¿A quién tengo que matar ahora?
YAHVÉ: ¿Pero tú cuántas veces te crees que te voy a pedir que mates a alguien?
ABRAHAM: Yo qué sé. Como tus caminos son inescrutables y eso…
YAHVÉ: No, no. Esta vez no se trata de nada tan dramático.
ABRAHAM: Ah, menos mal. Y bien, ¿de qué se trata? Pide lo que desees a tu humilde siervo.
YAHVÉ: Chúpame la polla.
ABRAHAM (perplejo): ¿Señor?
YAHVÉ: Ya me has oído.
ABRAHAM: Sí, sí, te he oído; pero, bueno, es que me has dejado atónito, joder. Es que no lo entiendo. ¿Has estado haciendo turismo sexual por Sodoma y Gomorra, o qué te pasa?
YAHVÉ: Hijo mío, esto no tiene nada que ver con la satisfacción homoerótica. Sólo necesito una prueba de tu amor incondicional por tu Creador.
ABRAHAM: Es la excusa más cutre que he oído para obtener sexo.
YAHVÉ: ¿Vas a poner pegas a todo lo que te ordene?
ABRAHAM: No, que va. Lo único que digo es que, bueno, si tú eres mi Padre… ¿no será incesto eso que quieres? Ya sé que en estos tiempos está muy de moda, pero…
YAHVÉ: ¿Estás intentando utilizar la lógica con Alguien que puede crear un universo con la punta del cipote?
ABRAHAM: Que nooo. Ay. Me avisarás, por lo menos.
YAHVÉ: ¿De qué tengo que avisarte?
ABRAHAM: Pues ya sabes, hombre. Me avisarás cuando, eh, cuando… Cuando alcances la… la epifanía. ¿No?
YAHVÉ: Ah, ni hablar. Te la tragas.
ABRAHAM: ¿La epifanía? Pero, oye, ¿no me sentará mal? Quiero decir, ¿no me provocará ningún efecto secundario la… la Sagrada Lefa1?
YAHVÉ: Hombre, pues no me había parado a pensar en ello. Cagarás Gloria, supongo (suelta una carcajada). Discúlpame. Humor divino.
ABRAHAM: Valiente faena. Hacerle una mamada al Creador precisamente yo, que tenía que hacer el amor con mi mujer a través de un agujero en la colcha.
YAHVÉ: Bueno, piensa que siempre hay una primera vez para todo.
ABRAHAM: ¿Eso es todo lo que puedes decir para consolarme?
YAHVÉ: ¿Tú quieres ir al Cielo cuando te mueras, o no?
ABRAHAM: Manda cojones. Yo que me las prometía tan felices hoy paseando por el campo con mis ovejas, y nada más despertar me encuentro con un tío omnipotente haciéndome chantaje sexual. Tus caminos son inescrutables que te cagas, ¿eh?
YAHVÉ: ¿Quieres dejar de quejarte y demostrarme tu amor de una vez?
ABRAHAM (arrodillándose): Hay que joderse. Te habrás lavado antes de venir, ¿no?
En ese momento entra en la habitación ISAAC.
ISAAC: ¿P-papá? (ve a su padre en tan delicada tesitura). ¡¡¡PAPÁ!!!
ABRAHAM (a Yahvé): Hala, yo toda la vida intentando darle una buena educación para que sea un hombre de provecho, y vienes tú, y en menos de dos semanas...


1 "Semen" en hebreo antiguo.