miércoles, 5 de noviembre de 2008

La Iglesia frente a la problemática del pensamiento autónomo


1. DESPACHO DE ORTEGA Y GASSET. INT. DÍA.
Ortega y Gasset garabatea algo en una hoja de papel. Levanta la vista y mira a cámara.
ORTEGA Y GASSET: Siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar de lo que enseñas.

2. CALLE CÉNTRICA. EXT. DÍA.
Un sacerdote habla a cámara con un micrófono delante.
SACERDOTE: Sí, hombre; y un cipote.

sábado, 1 de noviembre de 2008

¡Que viene el canco!

Fotograma de "Sentido y sensibilidad 2ª parte"


Estimados amigos de los callejones oscuros:
-Buenas noches y bienvenidos a la Maratón de Halloween de Un beso de buenas noches de mil demonios.
-¡Brrrruummmm!
-Permítanos abrir para ustedes la puerta a lo desconocido.
-Ñiiieeeeec.
-Detrás de ella les espera el misterio.
-¿EH?
-¡Y el terror!
-¡Uuuuuhhhh!
-Sus corazones latirán desbocados.
-¡Pom, pom! ¡Pom, Pom!
-¡Se quedarán sin palabras!
-...
-¡Se mearán encima del susto!
-Eh... ¡Pssssssss!
-¡Se cagarán vivos!
-Hum... ¡Prrrttttzzz!
-¡Pero lo que se dice cagarse vivo, oigan!
-Ah... ¡Prrrt...! Esto, señor...
-¿Sí, Ruiz?
-Observo que, eh, se está saltando el guión que le escribí.
-Sí, bueno, muchacho, ya sabes. He decidido añadir algo de mi propia cosecha, improvisar un poco.
-No, si eso de improvisar está muy bien, pero, ¿le importaría avisarme antes de hacerlo?

1. La Invasión de los Extraterrestres del Espacio Exterior (Dan Chopped, 1957).
La siguiente película de Chopped después de El Ataque de los Ovnis Voladores no Identificados (1956) marca un antes y un después en la Historia del cine de ciencia-ficción, por cuanto antes no se había realizado y después, sí. Unos alienígenas con aspecto humano llegan a la Tierra con el pérfido plan de sustituir al Presidente de los Estados Unidos por una maceta y pretender que su gabinete no se dé cuenta. Al principio su sigilosa infiltración funciona a las mil maravillas y pasan totalmente desapercibidos a ojos humanos, hasta que uno de los invasores tropieza con una pila de cacerolas y se arma la de Dios es Cristo. Un periodista testigo de los hechos alerta a las autoridades, que se llevan un mal rato tremendo y deciden contraatacar. El ejército utiliza todos los medios conocidos para acabar con la vida de seres de otros planetas: agua, electricidad, hielo y ultrasonidos, pero éstos se revelan inútiles contra los invasores. Cuando todo parece perdido y los alienígenas, en su sed de dominación, han alcanzado puestos influyentes en varias comunidades de vecinos, un granjero de Arkansas descubre por casualidad que volarles la cabeza con una escopeta da unos resultados bastante aceptables. En el tenso clímax final, el periodista se enfrenta al megalómano líder de los invasores en una lucha a muerte de la que sale mal parado, con rozaduras en los empeines y pimienta en los ojos. En un envite desesperado, el periodista descubre que el jefe extraterrestre se pone como lacio cuando le soplas en el cogote y entonces resulta relativamente fácil pasarle una apisonadora por encima.

2. Los Pelos del Hombre Lobo (Mario Ropero, 1968).
Una turista sueca conoce en un guateque al noble venido a menos Wenceslao Tchaikovski, que en las noches de luna llena tiene picores por todo el cuerpo y se dedica a devorar parroquianos. En el romántico desenlace, el hombre lobo rehúsa comerse a su amada, pero se pone como el Kiko con su hermana menor. En la doble versión rodada para el extranjero, Wenceslao sólo es capaz de ponerse pinocho cuando se convierte en hombre lobo.

3. Siete rinocerontes bajo un paraguas verde (Luigi Cabronetti, 1971).
Dos años después de su afamado western Dos espuelas para un cojo, Cabronetti se sube al carro del giallo con esta perversa película donde el asesino despliega un impresionante repertorio de asesinatos creativos: Tira una piel de plátano y un notario resbala y se desnuca contra la costa de Madagascar; obliga a una periodista a sentarse sobre una varilla de pinchos morunos; le raja el gaznate a un ganadero con el canto de un folio, etc.

4. El Demoniero (Maxwell Friedchicken, 1974).
La pequeña Roberta, de doce años, disfruta con las mismas cosas que cualquier niña de su edad, como enterrar gatos vivos o empujar a ancianos con bastón en las escaleras del metro. Pero un día, sin motivo aparente, Roberta comienza a desarrollar facultades extrañas, como hablar en lenguas que no conoce (en una escalofriante secuencia, entra en la cocina y le dice a su madre: "Ozú, mi arma, ven acá p'acá"). La madre, alarmada, lleva a la niña a un psicólogo, que le dice que su hija padece un poco de estrés causado por los estudios, y que quizá por eso puede levitar y mover objetos con la mente. La madre, poco convencida con el diagnóstico, decide solicitar ayuda espiritual y llama a un exorcista que le había recomendado su vecina del 3º A. El Padre Manolas, un sacerdote de ascendencia griega que atraviesa una punzante crisis de fe (su aventurada hipótesis según la cual la Santísima Trinidad estaba en realidad formada por El Padre, El Hijo y Una Prima Segunda de Milwaukee causó una gran controversia en el seminario) ve en este desafío una oportunidad para reconciliarse con la Iglesia Católica, e intenta por todos los medios que su nueva cliente no descubra que hasta ese momento sólo había practicado exorcismos sobre animales domésticos. En su primera confrontación con el engendro del averno que posee a la niña (y que se identifica como belcebú26), éste le despliega una abanico de obscenidades que harían sudar tinta al más estoico de los hombres, como comerse treinta y seis huevos duros seguidos. Cuando Manolas está rezando el Padrenuestro, Roberta le vomita en la sotana el guacamole que le había preparado su madre la noche anterior. Aunque al principio se siente asqueado, le parece una menudencia comparada con salir disparado por ventana a una altura de cuatro pisos arrastrado por una fuerza invisible. Como toda persona que muere dejando algún asunto pendiente en el mundo de los vivos, el espíritu del Padre Manolas queda atrapado en el plano físico, así que la madre de Roberta va a buscarlo al bar. Después de una crispada conversación ("Lo que pasa es que no tiene huevos", "Eso usted no me lo dice en la calle", etc.), la abnegada mujer convence al sacerdote de que vuelva a la casa y solucione el embolado. Dado su actual estado ectoplásmico, al Padre Manolas no le cuesta nada colarse en el cuerpo de Roberta haciéndose el despistado. El sacerdote busca al demonio por todos los rincones del alma de Roberta. Afortunadamente, cuando lo encuentra éste está de espaldas limándose las pezuñas, así que el Padre aprovecha para meterle una manta de palos que para él se queda.

5. Campamento Muerte (Sam Cunnilingham, 1980)
Un grupo de jóvenes va de excursión al Campamento Muerte, llamado así porque todo el que pasa por allí, muere. Esta película no tiene mucho más que contar; primero mueren los que gastan bromas pesadas y los que follan, y después todos los demás. Al final, después de una larga noche de sangre y horror, mueren hasta los que sobreviven. El éxito del filme fue tan grande que generó un montón de secuelas; en la quinta parte los propietarios del campamento, en un intento por acabar con el tema de las matanzas, deciden cambiar el nombre por el de Parque Natural Muerte, pero en la décima entrega se dan cuenta de que el problema de los cadáveres no se ha solucionado del todo y venden los terrenos, momento en el que la saga pasa a denominarse Complejo Residencial Muerte, llamado así porque todo el que se muda allí…
Su director realizó posteriormente otras pequeñas joyas del cine de horror ochentero, como Mira que te tengo dicho que no bajes al sótano (1982) y la claustrofóbica Masacre en el Armario de las Escobas (1985).

6. El Susto (Himeneo Tikitaka, 1999)
Una periodista de Tokio recibe en su domicilio una cinta de vídeo cuyo visionado te causa la muerte después de una semana, pero el idiota que la grabó se equivocó al programar el vídeo y la protagonista tiene que tragarse una hora de teletienda antes de llegar al trozo maldito en cuestión. Después sale una menda con los pelos tapándole la cara que no mata a nadie porque se pega contra todas las farolas. Yo es que estas películas japonesas no las entiendo.
Al año siguiente se realizó un remake americano (El Sobresalto), donde el segmento de la teletienda está protagonizado por Chuck Norris.