martes, 31 de marzo de 2009

El Éxodo de los Pollos (versión reducida)

El Departamento Gnóstico Pero Más Bien Poco Practicante de Un beso de buenas noches de mil demonios se complace en presentar un extracto de La Biblia Explicada para Pollos, una audaz iniciativa del Reverendo Johnson Tana de próxima publicación a cargo de la editorial Pollo e Hijos.

Capítulo 1, Versículo 1: Y fíjate tú que un día la gallina Jessica María de los Pollos Pían puso un huevo y le llamó Kevin Moisés, causando gran escándalo en la familia. “¿Por qué le has puesto semejante nombre?”, preguntóle el abuelo de la criatura. “Moisés para poder llamarle Moi y gritarle desde el balcón ‘Moi, súbete a la acera, que te va a pillar un coche’, y Kevin en honor al padre de mi padre, o sea, a mi abuelo, o sea, a tu padre, vamos”. “Mi padre se llamaba Rogelio”, contestóle el abuelo con iracundia. “Es que Rogelio es nombre de agricultor”, díjole Jessica María. “Escúchame bien, Jessica María de los Pollos Pían; con un nombre como Kevin Moisés, tu vástago jamás llegará a profeta. Ayudante de mecánico, a lo sumo”. Y Jessica María de los Pollos Pían lloró amargamente por las palabras de su padre y a la hora de almorzar le sirvió una hogaza del día anterior y puré de lentejas frío.
1, 2: Y las palabras de su abuelo fueron proféticas porque su abuelo se dejó las barbas y Kevin Moisés abandonó sus estudios de bachillerato y entró a trabajar en un taller de chapa y pintura, llegando a casa ebrio y oliendo a porros cada noche. Y un sábado gripó la moto y volvió a casa andando y en mitad del camino el Pollo Primigenio se le apareció y le dijo: “Contento me tienes”. Y Kevin Moisés que era alocado pero temeroso se arrodilló y el Pollo Primigenio creyó que iba a besarle los pies cuando en realidad lo que hizo fue vomitarle en las sandalias. Y el Pollo Primigenio entendió que a Kevin Moisés le había sentado mal el kebab y fue clemente con él y se limpió los pies con una piedra. Retumbóle la voz al Pollo Primigenio: “Kevin Moisés”. “Deme aquí”, dijo Kevin Moisés, y el Pollo Primigenio le dio allí y bramó: “Lo tienes merecido, por imbécil. ¡Querrás decir ‘Heme aquí’!” “Ah”, dijo Kevin Moisés pasando la mano por allí donde el Pollo Primigenio le había dado. “Eres un pollo pecador, Kevin Moisés”, arengóle el Pollo Primigenio. “Tienes menos futuro que un bistec”. Y Kevin Moisés entendió sólo a medias las palabras del Pollo Primigenio porque no hablaba hebreo pero quiso redimirse y se quitó de fumar y dejó de apurar las cervezas que los otros pollos habían dejado a medio beber y dejó de yacer con malas gallinas y nada de esto le pareció suficiente al Pollo Primigenio. “Te diré lo que vamos a hacer”, dijo el Pollo Primigenio. “Agarra los bártulos y conduce a mi pueblo al otro lado de la carretera, que aquí voy a poner un resort y un centro comercial. Y un puesto de papas bravas, si me da la picada”.
1, 3: Y Kevin Moisés convocó una asamblea y puso nachos con queso para que viniera todo el mundo y todo el mundo vino menos tres que padecían intolerancia a la lactosa pero después se les envió un fax con el orden del día. Y Kevin Moisés dijo a la multitud: “Sabed que el Pollo Primigenio se me ha aparecido y me ha pedido que os guíe al otro lado de la carretera”. Y a los tres millones de pollos allí reunidos parecióles bien y doscientos mil no estuvieron de acuerdo con el presupuesto del nuevo ascensor.
1, 4: Y a la mañana siguiente los pollos partieron y se llevaron para el camino seis millones de bocadillos de mortadela de aceitunas y nueve millones de filetes empanados y varios botes de encurtidos. Y pasó que Kevin Moisés dijo “No miréis atrás” y seiscientos mil pollos no pudieron resistirse y miraron atrás y se convirtieron en gomaespuma y adornaron salpicaderos hasta que los dueños de los coches se hartaron y los cambiaron por un Shin-Chan o un Pokemon de plástico.
1, 5: Y ocurrió que Kevin Moisés y los pollos llegaron al borde de la carretera e intentaron cruzarla y trescientos pollos resultaron arrollados por un camión cisterna. Y entonces Kevin Moisés pidió ayuda al Pollo Primigenio y el Pollo Primigenio había salido un momento a estirar las piernas y para cuando volvió una plaga de zorros había diezmado a ciento cincuenta mil pollos. Y el Pollo Primigenio díjole a Kevin Moisés, “Te dejo sólo cinco minutos y mira la que has liado”. Y Kevin Moisés preguntóle, “¿Cómo haremos para cruzar?” y el Pollo Primigenio puso un paso de peatones y mil dos cientos pollos fueron atropellados al pasar y vio el Pollo Primigenio que un paso de peatones no era suficiente. Y en consecuencia el Pollo Primigenio puso un poste con un triángulo en su cénit y dibujóle un pollo en medio y el Pollo Primigenio lo llamó ‘Cuidado. Paso de Pollos’ y vio que esto era bueno.
1, 6: Y sucedió que los pollos cruzaron y después de cruzar el Pollo Primigenio llamó al Ayuntamiento y vinieron los del Ayuntamiento a quitar el poste con el triángulo y el pollo en medio y se cagaron en la madre que parió a Peneque.
1, 7: Y al día siguiente Kevin Moisés subió al Monte Pollo y el Pollo Primigenio le entregó las Tablas de la Sagrada Ley de los Pollos y el sexto mandamiento decía “No cruzarás la carretera para ir al otro lado”.
1, 8: Y los pollos no volvieron a cruzar la carretera ni para dar un recado.
El audaz Kevin Moisés guiando a su pueblo
-Pero, oiga, que eso es un periquito.
-No me caliente el tarro, joven

lunes, 9 de marzo de 2009

And the winner is… my menda!


Que no lo digo yo sólo, oiga

Estimados vividores de variado pelaje:
El gran Josito Montez (aplausos y vítores por doquier. Uno de los presentes hace una cabriola y lo tienen que trasladar a Urgencias por una lesión cervical)… Como decía, mi buen amigo el Sr. Montez ha tenido a bien concederme el magnífico, inesperado y totalmente inmerecido premio que pueden ver arriba (hago una pausa para los aplausos, pero solo recibo un eructo de procedencia y composición química indeterminadas).
-¡Qué inmerecido!- dice por fin uno de mis adeptos, que por norma general está más guapo callado-. Quiero decir, ¡qué magnífico e inesperado!
-¿Y por qué se lo ha concedido, oh, Maestro? –pregunta otro al que siempre hay que explicárselo todo-. ¿Se puede saber? ¿Cojones?
-Porque soy la rehostia, ¿qué pasa? El nene mola mogollón. ¿Que no? –me marco unos pasos de hip-hop con los que dejo boquiabiertos a los asistentes, circunstancia que aprovechan algunos para dejar escapar cinco o seis eructos más. A lo mejor no debería haber servido esos entremeses de fabada-. Po-po-techea, popiró… –la música máquina me vuelve loco-. Ebribari sei oh-oh…
-¿Ha terminado ya de hacer el indio? –preguntó uno de mis pupilos, interrumpiendo mi fastuoso número musical.

Ejem, sí. Las reglas son las siguientes (Corto y pego, que tengo la mano cansada de masturbarme [Fe de erratas: Donde dice ‘masturbarme’, el autor quiere decir ‘depilarme la entrepierna’] [Fe de erratas: No, tampoco. Donde dice ‘la entrepierna’, quiere decir ‘el entrecejo’. Los huevos se los afeita].
-¡Jean-Claude! ¡Jean-Claude! –mi adusto mayordomo apareció ipso-facto, que quiere decir “del tirón”, cernícalos. Así: “¡Uh!”-. ¿Quién ha contratado a este nuevo corrector y por qué sabe tanto sobre mi higiene íntima?
-Con todo el respeto, milord, su público empieza a impacientarse. Le recomiendo dejar las trifulcas domésticas para luego.
-Qué sabio a la par que insolente eres, marrullero lacayo mío. Vuelve a la cocina y ponme a hervir unas acelgas, anda.

Las reglas son:
-Exhibir la imagen del sello.
-Elegir 5 personajes famosos de la vida real con los que te gustaría cenar y decir por qué.
-Poner el enlace de la persona que te lo ha regalado.
-Elegir 10 personas para pasárselo.
-Escribirles un mensaje en su blog para que se enteren de su premio.

Por lo pronto, voy a elegir a cinco premiados, porque, bueno, la verdad es que no sigo tantas bitácoras. Me gusta repartir mi tiempo de lectura entre los blogs y las etiquetas de los productos de limpieza (esa que dice “No ingerir” me la tengo que repasar muchas veces, que ya se sabe que la prohibición provoca el deseo):

-Luciérnagas diurnas.
-Inconstanteces.
-Post-nuclear Bloody Diary.
-Sótano 71.
-Sin nada en común.

No incluyo a Josito Montez, Zinquirilla y Pasiones y otros desmanes porque ellos ya tienen su premio, qué leches, pero les concedo a los tres una mención especial y un lote de productos ibéricos, que ya recibirán un día, si me doy un golpe en la cabeza y cambio de repente de personalidad.

Los cinco personajes famosos no muertos que elijo para cenar son:

-Alan Moore, para ver si le llega la barba a la sopa, que creo que sí, pero no estaría de más una demostración empírica.
-Michael Jackson, sólo para ver qué come, o si come, o si sólo se inyecta suero fisiológico.
-George W. Bush, para cancelar la cita. Ya le llamo otro día, si eso.
-El Maharajá de Kapurthala, si paga él, que la cosita está muy mala (y de paso le pregunto por su compadre Don Pinpón, que hace un montón que no se le ve el pelo).
-Ruben Rausing, el inventor del tetrabrick, por el que siento una profunda y solemne admiración.

-¡Que diga el discurso! –solicitó uno de mis más brillantes alumnos.
-¡Mejor no! –solicitó uno que estaba de paso y que de repente me cayó muy mal.

Ah, claro, el discurso. Ejem. La verdad es que no sé qué decir. Ni siquiera pensaba en ganar, sólo en ponerme unos zapatos cómodos para la ceremonia. Quién me iba a decir a mí cuando hice aquel curso de Windows en la cárcel que día un recibiría un premio por mi labor bloguerística. Debo confesar que yo no sabía mucho de esto hace unos años, cuando creía que Internet era el nombre de un nuevo vagón de Renfe o algo peor (Suspiro). Me gustaría que el abuelo de mi tatarabuelo estuviera aquí para verlo. Y Doña Eduvigis, la del 5º A. Y Luis XIV. Y el chaval de la pescadería que luego se sacó unas oposiciones en Hacienda o en no sé dónde. Desgraciadamente, no se encuentran con nosotros. Y es una lástima. Porque sería interesante ver cómo interactúan unas personalidades tan antitéticas. Pero en fin. Así es la vida. Eh, Jean-Claude, ¿cuánto tiempo me queda?
-Le sobran treinta segundos, milord.
-Bien, bien. Ejem, ejem. Mañana, mañana, te quiero, mañana, pues eres un día más…