Imaginativa reproducción de la criatura mitológica conocida como "Politicus Honradus".
-Oiga. eso es un dodo.
-No me caliente el tarro, joven.
1. INT. DESPACHO DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO. DÍA.
El PRESIDENTE está en su
mesa leyendo el Marca del día anterior, visiblemente aburrido. Ya ha firmado
todo lo que tenía que firmar, pero le da vergüenza que lo vean marcharse a casa
a las cuatro y media de la tarde. La puerta se abre como una exhalación y
aparece CEFERINO, jefe de su nutrido gabinete de asesores.
CEFERINO: ¡Señor Presidente!
PRESIDENTE: ¡Coño, Ceferino, qué susto me has dado!
CEFERINO: Señor Presidente, después de comer he estado un rato en el sofá viendo el canal National Geographic...
PRESIDENTE: Ah, menos mal. Qué injusto he sido al pensar que estabas tocándote los huevos.
CEFERINO: ...y he visto que el índice de popularidad de Ronald Reagan creció ostensiblemente después de su intento de asesinato en mil novecientos ochenta y uno.
PRESIDENTE: Bueno, no sería solo por eso. Seguro que también se debía a su política visionaria, tan parecida a la mía...
CEFERINO: Eso yo no los sé. El caso es que el día después de que le calzaran una bala la gente lo quería un montón.
PRESIDENTE: ¿A dónde quieres llegar, Ceferino?
CEFERINO: Que digo yo que si no había pensado en dejarse disparar. Haría mucho por su imagen.
PRESIDENTE: Sobre todo si me dan en la jeta, no te jode.
CEFERINO: No, hombre, pero cómo se le ocurre. Le diremos al terrorista que apunte a otro sitio que no salga en los carteles de propaganda. La estética tiene una influencia decisiva en la intención de voto; una reciente encuesta ha demostrado que el ciudadano medio jamás depositaría su confianza en un candidato con una sola oreja, aunque tenga un programa electoral de puta madre.
PRESIDENTE: ¡Coño, Ceferino, qué susto me has dado!
CEFERINO: Señor Presidente, después de comer he estado un rato en el sofá viendo el canal National Geographic...
PRESIDENTE: Ah, menos mal. Qué injusto he sido al pensar que estabas tocándote los huevos.
CEFERINO: ...y he visto que el índice de popularidad de Ronald Reagan creció ostensiblemente después de su intento de asesinato en mil novecientos ochenta y uno.
PRESIDENTE: Bueno, no sería solo por eso. Seguro que también se debía a su política visionaria, tan parecida a la mía...
CEFERINO: Eso yo no los sé. El caso es que el día después de que le calzaran una bala la gente lo quería un montón.
PRESIDENTE: ¿A dónde quieres llegar, Ceferino?
CEFERINO: Que digo yo que si no había pensado en dejarse disparar. Haría mucho por su imagen.
PRESIDENTE: Sobre todo si me dan en la jeta, no te jode.
CEFERINO: No, hombre, pero cómo se le ocurre. Le diremos al terrorista que apunte a otro sitio que no salga en los carteles de propaganda. La estética tiene una influencia decisiva en la intención de voto; una reciente encuesta ha demostrado que el ciudadano medio jamás depositaría su confianza en un candidato con una sola oreja, aunque tenga un programa electoral de puta madre.
PRESIDENTE:
¿Has dicho “terrorista”? ¿En serio estás sugiriendo que contratemos a un
terrorista? Claro, cómo no. Eso es precisamente lo que le hace falta a esta
administración; otro inútil chupando del bote público.
CEFERINO:
No haría falta destinar una gran partida presupuestaria. Yo creo que con un
millón va que arde.
PRESIDENTE: ¡Coño, pues sí que se
ha puesto caro el terrorismo! ¿Dónde han quedado los tiempos en que delataban a
uno de los suyos a cambio de pagarle un chapero?
CEFERINO: No me refiero a un
terrorista de los nuestros. Estaba pensado en un mercenario internacional.
PRESIDENTE: ¿Y darle trabajo a un
extranjero? ¿Me estás diciendo que este país no produce criminales de calidad,
Ceferino?
CEFERINO: No como el que tengo en
mente. Ha sido nombrado Mejor Francotirador del Año dos veces consecutivas por
El Magazine del Rifle.
PRESIDENTE: ¿Te lo estás
inventando?
CEFERINO: Créame, señor Presidente;
es muy bueno en lo suyo, y tiene una larga experiencia. Ha participado en tres
guerras que hemos apoyado en secreto y en otras tres que hemos condenado
públicamente.
PRESIDENTE: No recuerdo haber
opinado sobre seis guerras durante mi mandato.
CEFERINO: Eeeeeh, bueno, no. Son
las mismas. Solo pretendía engordar un poco el currículum de nuestro hombre.
PRESIDENTE: Ceferino, a mí no
intentes venderme la moto, que no soy uno de mis electores.
CEFERINO: En realidad sí lo es.
¿O acaso vota usted a la oposición?
PRESIDENTE: Las guasitas te las
metes por el culo. ¿Crees que no sé que algunos van diciendo por los pasillos
que me equivoqué de papeleta en las últimas elecciones?
CEFERINO: Nadie del partido cree
que sea cierto, señor.
PRESIDENTE: Sí, ya, los cojones.
CEFERINO: ¿Qué me dice,
presidente? ¿Se lo va a pensar?
PRESIDENTE: No me presiones. (Se
pasa la mano por la cara). Tú y tus ideas… ¿De verdad crees que servirá
para algo?
CEFERINO: Créame, señor;
funcionará. Al votante medio le gusta más un mártir que a un tonto un picaporte.
PRESIDENTE: Joder, para lo que he quedado… Votos por pena… Apúntatelo por ahí, Ceferino; ese va a ser el eslogan de nuestra próxima campaña.
PRESIDENTE: Joder, para lo que he quedado… Votos por pena… Apúntatelo por ahí, Ceferino; ese va a ser el eslogan de nuestra próxima campaña.
CEFERINO: Señor, según las
últimas encuestas, su popularidad está cayendo en picado…
PRESIDENTE: ¡Encuestas,
encuestas! ¿Quién es el cabrón que encarga esas encuestas? ¿Y a quién coño le
preguntan?
CEFERINO: ¿Accede o no accede?
PRESIDENTE (derrotado): Accedo, accedo… ¿Y qué parte de mi anatomía has pensado
que podría ser un buen blanco? Que no sea una pierna, por favor, que la rampa
del Congreso todavía está en obras.
CEFERINO: ¿Le parece bien un
hombro?
PRESIDENTE:
Si puedo elegir, que sea el izquierdo. A ver si ahora voy a estar dos meses sin
poder pelarme un mango.
ASESOR: ¿Lo llaman así ahora? ¿"Pelarse el mango"?
PRESIDENTE: Ceferino, Ceferino...
ASESOR: Entonces, todo arreglado.
PRESIDENTE: Ceferino, ¿crees que podemos aplazar lo del atentado hasta después de las vacaciones?
ASESOR: ¿Lo llaman así ahora? ¿"Pelarse el mango"?
PRESIDENTE: Ceferino, Ceferino...
ASESOR: Entonces, todo arreglado.
PRESIDENTE: Ceferino, ¿crees que podemos aplazar lo del atentado hasta después de las vacaciones?
ASESOR:
Eso está hecho, señor.
2. INT. DESPACHO DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO. DÍA
El
Presidente tiene un montón de periódicos desordenados encima de la mesa. Se
encuentra ojeando uno, con el rostro desencajado.
PRESIDENTE: ¡Me cago en mi puta calavera!
(Entra Ceferino, en
estado de shock)
CEFERINO: ¿P-presidente?
PRESIDENTE: Ah, Ceferino, qué agradable, sorpresa. Por
favor, toma asiento… ¡¡Soplapollas!!
CEFERINO: Parece que las cosas no han salido como
esperábamos, señor…
PRESIDENTE: ¿Por qué lo dices? ¡¿Quizá porque, en vez de
a mí, el subnormal de ese mercenario tuyo con tan buena puntería le ha pegado
un tiro al líder de la oposición?! ¡¿Lo dices por eso?!
CEFERINO: Señor…
PRESIDENTE: Todos los medios de comunicación están
poniendo por las nubes a ese hijoputa. ¡Incluso los que nos chupan la polla a
diario lo están tratando de “lúcido hombre de estado” y de “político
visionario”! ¡Mira qué adjetivos, Ceferino! ¡Los mismos que yo quería que grabaran
en mi lápida! Y no te pierdas esto: el gacetillero que hoy se atreve a destacar
su “gran labor al frente de la oposición” es el mismo que ayer le llamaba
“corto de miras” y “patizambo”. Y mira, mira la foto que han puesto aquí a doble
página… Ahí, tumbado en el suelo, tapándose el agujero con la mano… El ángulo
hasta le hace parecer un puto héroe de guerra. Y yo al lado, mirándolo con una cara
que… que… ¡que tengo pinta de capullo, cojones! ¡La madre que me parió!
CEFERINO: Admito que no es el mejor de los escenarios
posibles…
PRESIDENTE: Es una cagada sin paliativos, Ceferino (Se pasa las manos por la cara). Bueno,
ya seguiré vomitando bilis sobre ti y toda tu estirpe más tarde, que ahora
tengo que ir al hospital a hacerle una visita. ¿Has avisado a los periodistas
para que estén allí cuando yo llegue?
3. INT. HABITACIÓN DE HOSPITAL PÚBLICO. DÍA.
El
LÍDER de la oposición está solo, tumbado en cama con el brazo izquierdo en
cabestrillo. Sonríe de oreja a oreja mientras repasa uno de los periódicos que
tiene amontonados encima de la cama. El Presidente entra a la habitación.
LÍDER: ¡Hombre! ¿Pero a qué viene esa cara de vinagre, si
el damnificado soy yo?
PRESIDENTE: No me hables, que me has jodido pero bien.
¿Cómo te encuentras?
LÍDER: Aaah, bueno, no me quejo. ¿Has visto las noticias?
PRESIDENTE: Vete a la mierda.
LÍDER: ¿De verdad creías que te iba a salir bien?
PRESIDENTE: ¿Qué?
LÍDER: Lo de dejarte disparar.
PRESIDENTE: ¡¿De qué cojones estás hablando?! Ah,
olvídalo. No estoy de humor para hacerme el sueco. ¿Cómo te has enterado?
LÍDER: Nos lo contó nuestro topo.
PRESIDENTE: ¿Cuando dices “nuestro”, a cuál te refieres?
¿Al que tenemos infiltrado en vuestra sede, o al que tenéis infiltrado en la
nuestra?
LÍDER: Al que tenemos en la vuestra.
PRESIDENTE: Será mamón. Y yo que creía que lo habíamos
comprado… ¿Y por qué nuestro topo no nos contó que lo sabíais?
LÍDER: Le dimos vacaciones.
PRESIDENTE: Pues ya lleva dos meses, el cabrón, que el
mes pasado se las dimos nosotros.
LÍDER: Mira, cuando me ponga bien, a lo mejor tendríamos
que reunirnos para regularizar todo este asunto de los topos.
PRESIDENTE: Sí, sí… Oye, ¿le hicisteis una contraoferta a
nuestro francotirador, o qué?
LÍDER: Se la doblamos.
PRESIDENTE: ¡¿Le pagasteis dos millones?! ¡¿De dónde habéis
sacado vosotros tanta pasta?! ¡Si sois de izquierdas!
LÍDER: Ah, no fue nada. Desviamos una partida destinada a
cursos de formación y…
PRESIDENTE: Cabrones.
LÍDER: Habló el gran estratega.
PRESIDENTE: Esta vez te has salido con la tuya, pero la
próxima…
LÍDER: ¿La próxima, qué? ¿Cómo vas a mejorar esto?
PRESIDENTE: Pues mira, estoy pensando en dejarme
secuestrar.
LÍDER: ¿Perdona?
PRESIDENTE: No ahora; cuando toda esta mierda de tu
intento de asesinato se haya olvidado un poco, naturalmente. Te lo cuento porque, bueno, no creo que seas tan imbécil
como para robarme el plan. ¿Primero te disparan y luego te secuestran? Eso no
se lo va a creer nadie.
LÍDER: Bastardo.
PRESIDENTE: Ah, se siente. Ahora a lo mejor ganáis las elecciones, pero ya nos tocará otra vez luego. Pero, bueno, a ti qué te voy a contar, si ya sabes cómo va esto.
PRESIDENTE: Ah, se siente. Ahora a lo mejor ganáis las elecciones, pero ya nos tocará otra vez luego. Pero, bueno, a ti qué te voy a contar, si ya sabes cómo va esto.
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