Casi todos los especialistas menos unos pocos coinciden
en que, de entre todos los poetas de ultimísima hornada, Georges Lastimere es
quizá el que más grima da. Máximo exponente de la corriente conocida como pichatristismo, su tercer libro, Suicidémonos juntos, pero empieza tú, ha
causado una auténtica conmoción en los círculos literarios europeos, la mayoría
de los cuales se ha echado a la bebida después de que la Editorial Chienne et
Fils anunciara una segunda edición. Esta colección de poemas en prosa de
métrica beoda ofrece un nuevo recorrido por las obsesiones de Lastimere: la
desesperación cotidiana (“Pues nada, aquí, en el fondo del abismo. ¿Y tú, qué
tal?”), los recuerdos de infancia (“Mami
querida, suelta despacio ese soplete”), el desamor (“A solas con tu enfermedad
venérea”), el bloqueo creativo (“ ”), entre otras no menos deprimentes. El
Departamento de Estudios Poéticos y Mierdas de Esas de Un beso de buenas noches
de mil demonios tiene la satisfacción de compartir con ustedes una de las
creaciones contenidas en el citado libro, titulada “El Infierno es un
restaurante italiano muy chungo”, en sospechosa traducción de nuestro colaborador
Ganímedes Pisto, experto en Lenguas Vivas, Lenguas Muertas y Lenguas a las que
les Quedan Dos Telediarios. Ah, se joden.
La
Muerte
disfrazada
de repartidor de pizzas
pegó al
portero electrónico
Su pedido, susurró con voz ominosa
A mí tú no me engañas
Tú eres la Muerte. ¡La
Muerte!
Que no, hombre, que no, mintió ella.
Que le traigo una pizza
con un huevo frito en medio,
como a usted le gusta
¿Tiene aceitunas negras?
Porque si tiene aceitunas
negras
la devuelvo
Espere, que lo compruebo…
Aaaah, mierda
No la quiero
Pero, hombre, dijo la Muerte,
Quítele las aceitunas
y a tomar por culo
Ni hablar
Que aunque se las quite
dejan el regustillo
Joder, que tío tan delicado
¡Ya voy, Juliette! ¡Ya voy!
¿Está hablando conmigo?
Con mi mujer…
¡Coño, Juliette!
¡Que no es uno de mis
amigotes!
¡Es la Muerte, que me
quiere llevar con ella!
¡La Muerte!
Oiga, no tengo toda la noche…
¿Cómo que no vuelva tarde?
¿Adónde crees que vamos?
¿A jugar al chinchón?
¡Es la Muerte, Juliette!
Quiere que la acompañe
a ese lugar
del que nadie vuelve jamás
¡No, no me estoy refiriendo
a Perpignan!
¡Golfa!
¿Quiere las alitas de pollo, al menos?
¡No! ¡Aléjate!
Vuelve con tu guadaña y tus
alitas de pollo
bañadas en sabrosa salsa
barbacoa
a la ciénaga a la que
perteneces,
bestia inmunda
Sus muertos, oiga
¿Mis muertos?
¿Acaso tienen un mensaje
para mí?
¡Habla, Muerte, habla!
¿Qué desean decirme mis
ancestros desde el Otro Lado?
Que le folle un pez
¡Oh, aciago, enigmático
mensaje,
que trae a mi mente
fatídicos augurios
y la molesta imagen de dos
atunes
entregados al carnal
refocile!
Quizá necesite dos vidas
para descifrarlo
¿Qué más, Muerte?
¡Yo necesito saber!
¿Muerte?
¿Muerte?
¿Qué es lo que oigo,
Muerte?
¿Son las tenebrosas voces
de mis antepasados,
que reclaman mi presencia
desde el Otro Lado?
¿O eres tú arrancando un
ciclomotor?
Eh… ¿Muerte?
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